jueves, 5 de diciembre de 2013

¿Alguna solución?


Debido al crecimiento repentino de los bares y resto-bares en la zona de Hipólito Yrigoyen y sus alrededores en los últimos años, los vecinos de esos lugares comenzaron a verse preocupados y a la vez encerrados en un nueva discusión ya conocida en Mar del Plata.

Es que desde que en la calle Alem se fijó un tope horario para el cierre de los boliches, los jóvenes comenzaron a trasladarse cada vez más a distintos zonas bailables de la ciudad  y una de ella es la calle Hipólito Yrigoyen y sus alrededores.

Debido a este problema que aumentó en el último año, los vecinos de la zona se vieron obligados a aumentar sus denuncias y quejas, tanto en la policía como así también al centro de ruidos molesto de la Municipalidad de General Pueyrredón.

Aproximadamente son más de 30 los bares que se encuentran en esa franja, sumando además los que se encuentran listos para abrir de cara a la próxima temporada de verano que se viene.


Estas denuncias que realizan los vecinos se deben a los ruidos molestos de los bares, los excesos en la vía pública y fundamentalmente sostienen que la tranquilidad de esa zona desapareció dando lugar al descontrol.
Federico Felices, Encargado Municipal de la oficina de Ruidos Molestos aseguró: “La mayor parte de las quejas es sobre el corredor nocturno que se genera, ya sea los autos en doble fila, bocinazos, los jóvenes saliendo a las cuatro de la mañana de los bares y eso genera un impacto de contaminación sonora que provoca el mayor foco de las quejas de los vecinos”. Además se refirió a la frecuencia con la que los vecinos llaman y dio a conocer que es más que nada los fin de semana, aunque aseguró que si bien no se comunican constantemente, lo que si hacen es reunirse entre ellos y mostrar sus fastidios por todos los ruidos.

A su vez, Isolina, una vecina de la zona que vive a pocos metros de uno de los boliches confirmó que todo el fin de semana y feriados tiene problemas con los jóvenes por que aseguró que se emborrachan y el frente de su casa se convierte en albergue transitorio y en baño público.

Si bien ya realizó varias denuncias, nunca tuvo una respuesta de ninguna de las partes, ya sea la policía ni así tampoco la Municipalidad.

Isolina cree que una solución para esto sería trasladar estos lugares a zonas más abiertas y no que estén en medio de un barrio.

En conclusión, las quejas de los vecinos comenzaron a aumentar y empiezan a verse encerrados en un nuevo problema como que el que sucedió años atrás en la calle Alem. Se acerca la temporada y comienzan a abrir sus puertas nuevos bares. ¿Habrá alguna solución para los vecinos?