Debido al crecimiento repentino de los bares y
resto-bares en la zona de Hipólito Yrigoyen y sus alrededores en los últimos
años, los vecinos de esos lugares comenzaron a verse preocupados y a la vez
encerrados en un nueva discusión ya conocida en Mar del Plata.
Es que desde que en la calle Alem se fijó un
tope horario para el cierre de los boliches, los jóvenes comenzaron a
trasladarse cada vez más a distintos zonas bailables de la ciudad y una de ella es la calle Hipólito Yrigoyen y
sus alrededores.
Debido a este problema que aumentó en el
último año, los vecinos de la zona se vieron obligados a aumentar sus denuncias
y quejas, tanto en la policía como así también al centro de ruidos molesto de
la Municipalidad de General Pueyrredón.
Aproximadamente son más de 30 los bares que se
encuentran en esa franja, sumando además los que se encuentran listos para
abrir de cara a la próxima temporada de verano que se viene.
Estas denuncias que realizan los vecinos se
deben a los ruidos molestos de los bares, los excesos en la vía pública y
fundamentalmente sostienen que la tranquilidad de esa zona desapareció dando
lugar al descontrol.
Federico Felices, Encargado Municipal de la
oficina de Ruidos Molestos aseguró: “La mayor parte de las quejas es sobre el
corredor nocturno que se genera, ya sea los autos en doble fila, bocinazos, los
jóvenes saliendo a las cuatro de la mañana de los bares y eso genera un impacto
de contaminación sonora que provoca el mayor foco de las quejas de los
vecinos”. Además se refirió a la frecuencia con la que los vecinos llaman y dio
a conocer que es más que nada los fin de semana, aunque aseguró que si bien no
se comunican constantemente, lo que si hacen es reunirse entre ellos y mostrar
sus fastidios por todos los ruidos.
A su vez, Isolina, una vecina de la zona que
vive a pocos metros de uno de los boliches confirmó que todo el fin de semana y
feriados tiene problemas con los jóvenes por que aseguró que se emborrachan y
el frente de su casa se convierte en albergue transitorio y en baño público.
Si bien ya realizó varias denuncias, nunca
tuvo una respuesta de ninguna de las partes, ya sea la policía ni así tampoco
la Municipalidad.
Isolina cree que una solución para esto sería
trasladar estos lugares a zonas más abiertas y no que estén en medio de un
barrio.
En conclusión, las quejas de los vecinos
comenzaron a aumentar y empiezan a verse encerrados en un nuevo problema como
que el que sucedió años atrás en la calle Alem. Se acerca la temporada y
comienzan a abrir sus puertas nuevos bares. ¿Habrá alguna solución para los
vecinos?
Aquí el audio: http://www.goear.com/listen/e51b46c/informe-quejas-santiago
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